La eterna pregunta sobre si los deportes y el arte se pueden combinar queda resuelta cada que nos topamos con grandes artistas que se inspiran y aventuran en el mundo del deporte para crear sus obras, sea cual sea la disciplina artística, no dejan de sorprender con el amor que le profesan no sólo a el arte en sí mismo, sino a los atletas.
En el año 2015 dos pintores rindieron ese tributo al gran ídolo futbolero Messi, ya que el británico Damien Hirst y el japonés Takashi Murakami realizaron dos obras con el deportista como protagonista y fueron subastadas en Sotheby’s Londres, en el marco de la campaña benéfica 1 in 11. Organizada por UNICEF, la Fundación FC Barcelona y la ONG Reach out to Asia (ROTA) dicha campaña tenía como objetivo financiar la escolarización de los 58 millones de niños en edad escolar que no tienen acceso a una escuela, siendo 1 de cada 11 en el planeta.
Ambos pintores con su perspectiva dieron el enfoque correcto sobre el lienzo para presentar al futbolista en una forma original fuera de toda cancha.
MURAKAMI Y SU VISIÓN COMERCIAL DEL FUTBOLISTA
Por su parte Murakami ha colocado a Messi, con su camiseta del Barça (logo de Qatar Airways incluido) y un balón a sus pies, en un campo de flores de colores pop sobre las que ha pintado rostros ingenuos y sonrientes.
La obra se titula Lionel Messi and a Universe of Flowers. No es precisamente original puesto que es un fondo que ha utilizado otras veces, pero para este artista los límites entre arte, marketing y comercio se difuminan sin reparo. Y aunque por ello se le haya definido despectivamente como “el Starbucks del arte” (por su tendencia a mezclar lo elitista con lo popular) sus productos no son tan baratos como un café: el cuadro de Messi está valorado entre 350.000 y 400.000 euros.
HIRST CON UNA PERPECTIVA MÁS RELIGIOSA DEL DEPORTISTA
En cuanto a Hirst con el futbolista, lo que hizo fue elevarlo a una categoría casi religiosa con un tríptico titulado Beautiful Messi Spin Painting for one in Eleven, en el que aparece el rostro del delantero en un plano corto envuelto en manchas de colores psicodélicos y flanqueado por dos balones de fútbol con su estampado de estrellas bien marcado sobre fondo amarillo y rojo.
Una santísima trinidad valorada en unos 450.000 euros hecha con la técnica del spin painting (pintura centrífuga) que Hirst también acostumbra a utilizar para producir en masa. Es decir, ninguna de las obras es especialmente original pero están firmadas por dos de los artistas mejor pagados del planeta.
Hoy seis años después, es por seguro que los propietarios de estas obras artísticas disfrutan de contar en sus hogares o lugares favoritos con el lienzo del futbolista que tanto admiran, y que hoy seguramente el costo es más elevado en aquellas piezas.
