Por Karina Elián Salinas 

Para comenzar, antes de sumergirnos en conceptos musicales, quiero hablarles de mi propia conexión con el jazz. Cómo es que un género musical que en muchas ocasiones ha sido tachado de aburrido, elitista, y frecuentemente asociado a la banda sonora de elevadores o centros comerciales puede tocar tanto las fibras de quien les escribe.

Es sencillo de explicar, mi familia siempre ha sido extremadamente musical, pero en específico tanto mi abuela como mi madre me inyectaron estos conceptos jazzistas que ahora son tan primordiales en mi mundo de notas.

Mi primer encuentro fue con las Big Bands, mi abuela solía platicarme las veces que disfrutaba bailar swing en su juventud, obviamente al escucharla no podía dejar de imaginarla en algún club nocturno del centro histórico, gozando del ritmo que en aquellos años era tan tachado y marginado, pero que muchos amantes de su cadencia ignoraban y simplemente se dedicaban a disfrutar.

Evidentemente esos recuerdos de infancia me hicieron conocer a los grandes maestros de las denominadas “GRANDES BANDAS”, dentro de ellos a “Benny Goodman”, con su SING SING SING, o por supuesto a la orquesta de “Glenn Miller”, ejecutando famosas piezas como “IN THE MOOD”, o “CHATTANOOGA CHOO CHOO”.

El tiempo seguía su curso, por supuesto yo seguía creciendo, todo cambiaba alrededor, pero había algo que era una constante; y ese era el jazz. Y así descubría discos y películas que me unían cada vez más a la sincopa. 

Si pusiera en lado A y lado B el soundtrack de mi vida, colocaría en el primero al rock dando play desde Beatles hasta The Doors, pasando también por el pop con Michael Jackson. 

Pero en el B es donde están todas esas notitas jazzeras que provienen de nombres como el de Sinatra, Eddie Duchin, Louise Armstrong, Aretha Franklin, entre muchas más voces.

Mi intención es invitarlos a que se acerquen a este género en cuyo auge me he mantenido tanto por gusto como por vocación; desempeñando mi trabajo periodístico en la difusión del mismo, desde hace ocho años tanto en radio como en prensa escrita. 

Frecuentemente me preguntan el porqué de todos los géneros musicales, elegí el jazz. La respuesta es que además del conecte mencionado, una vez que entré de lleno a este mundo y conocí que el jazz es descrito como un canto de libertad, quedé más que atraída a su mundo.

Recuerdo que una de las frases que más me hicieron amar esta música fue cuando escuché que: “El Jazz le daba voz a todos los que somos diferentes”, de ahí viene esa autenticidad de sus melodías. No olvidemos que su historia proviene precisamente de los primeros sonidos que los esclavos africanos de las colonias del sur de Estados Unidos emitían en alabanzas de libertad, conocidos como “Spirituals”, después vendría el blues y de ahí los primeros sonidos del jazz.

Y sí hablamos de otra característica que ensalza a la sincopa, está su “improvisación”, si alguna vez han escuchado alguna pieza de jazz, han sido testigos del juego de sonidos y notas que los músicos ejecutan con cada instrumento, acompañado de la gama de colores que surgen de las voces de los intérpretes, cuando las melodías así lo requieren. 

Así es que como principal insignia debemos saber “Que el jazz no muerde”, eso es un hecho, al igual que no es sólo para “viejitos”, como muchas veces he escuchado. El jazz puede ir más allá de toda etiqueta posible, lo único que necesita es que le demos una oportunidad.

Conecten su mundo al jazz, prometo que no dolerá.

                                          “El rock es una piscina. El Jazz es todo un océano”

                                                                                             Carlos Santana