Dentro del mundo de la música, todas las épocas han marcado con sus estilos a los himnos que han sido creados para cada entrega olímpica. En esta ocasión la onda ochentera impera en el ambiente, pues nos sumergiremos en las notas de Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, en donde el encargado de componer el famoso himno sería el músico italiano Giorgio Moroder, quien también compondría años después los temas de las Olimpiadas de Seúl 1988 y el Mundial de Futbol en 1990.
Para este 1984 el tema “REACH OUT”, vería la luz bajo la batuta de Moroder, la voz estaría a cargo del intérprete Paul Engemann.
GIORGIO MORODER ÍCONO DE LA MÚSICA DISCO

La carrera del italiano ha sido por demás conocida, nombrándolo el “padre de la música disco”, debido a sus aportes en innovación de sonidos y ritmos dentro de este género, además por las famosas composiciones de la que es autor, dentro de ellas están la controversial “Love to love you baby” y “I feel love”, ambas éxitos en voz de Donna Summer.
Otros temas más de Giorgio han destacado en diversas bandas sonoras como; “The Never Ending Story”, el tema de “Scarface”, “What a Feeling”, de la cinta “Flashdance”, por la que recibió el Óscar a mejor canción, “Take My Breath Away”, del filme “Top Gun”, también recibió el Óscar a la mejor canción, así como “The Fight” para la cinta de Stallone “Halcón”. https://youtu.be/QOv3NG62jfY
LA VOZ DEL HIMNO OLÍMPICO

Ya hablamos del encargado en dar la partitura en este himno, ahora nos toca adentrarnos en quien dio la voz en este 1984, ese sería el cantante Paul Engemann, quien actualmente se encuentra retirado de la industria musical.
El estadounidense fue reconocido por su canción de 1983 ” Scarface (Push It to the Limit), evidentemente fue parte de la cinta “Scarface”, estrenada en ese mismo año.
HIMNO OLÍMPICO
Un año después de que ambos trabajaran en la música de la cinta de Al Pacino, los juegos llegarían y con ellos la invitación para realizar el tema de dicha celebración. Así surgiría “REACH OUT”, con mucho más ritmo que las anteriores entregas, consiguiendo el número uno en Alemania antes de convertirse en himno olímpico. La canción se convirtió en un estímulo para que los atletas ganen, más tarde la pieza se incluyó en el álbum “Innovisions” de Moroder de 1985.