Para abril de 1895, Charles Miller, un brasileño de ascendencia británica, volvió a su país procedente de Inglaterra y organizó el primer partido de fútbol del que se tiene registro en Brasil.
Unos años después, a comienzos del siglo XX, los obreros negros de Sao Paulo se apropiaron de la pelota, y este deporte, por fortuna, se olvidó de sus raíces inglesas. El juego racionalista de los británicos se convirtió en baile.
“Cuando los negros lo empiezan a jugar, primero clandestinamente y luego liberados, es evidente cómo se transforma el lenguaje corporal del fútbol. Deja de ser un procedimiento calculado para ser atravesado por la belleza de la corporalidad del baile, la samba, la capoeira, la ‘ginga’ (malicia), la improvisación. Eso es arte. Los ingleses se inventaron la técnica del fútbol, nosotros, la estética”, aseguró el documentalista brasileño Eryk Rocha en una entrevista con la revista Arcadia.
Tras varios meses de pausa debido al coronavirus (COVID-19), el balompié que Rocha tanto celebra -el ‘jogo bonito’- tendría una fecha de regreso en el gigante suramericano.
Aunque la nación dirigida por Jair Bolsonaro es el principal foco de la pandemia en Latinoamérica, con 34.212 muertos y 621.877 contagiados, medios nacionales anunciaron que el Campeonato Carioca comenzaría el próximo 14 de junio.
Luego de una reunión entre dirigentes de 16 de los 18 equipos que componen la Federación de Fútbol del Estado de Río de Janeiro, y el alcalde de esta ciudad, el pastor evangélico Marcelo Crivella, se definió que a mediados de este mes se jueguen las dos fechas restantes del torneo.
Esta decisión tiene el respaldo de Bolsonaro, quien dijo: “Como los futbolistas son jóvenes y atléticos, el riesgo de muerte si contraen el virus se reduce infinitamente”.