Por Karina Elián Salinas

Considerada como una de las representantes de la literatura mexicana del siglo XX “Rosario Castellanos”, se convirtió en una importante promotora cultural al reflejar su talento en géneros como: la poesía, la narrativa, y el ensayo. 

Además, colaboró en los suplementos culturales de los principales diarios de México y en revistas especializadas del extranjero con artículos de diversa índole.

Aunque al principio de su carrera, se dedicó a la poesía, tiempo después escribió la novela “Rito de iniciación”, en la cual Castellanos utilizó aspectos autobiográficos, convirtiéndose en un  punto de partida para la nueva fase literaria de la escritora.

Este libro nos narra una historia a finales de los años cuarenta, centrada en  la vida de una mujer de posición elevada llamada “Cecilia”,  quien sufre un cambio radical para escapar de los prejuicios y limitaciones de una educación conservadora de provincia en esa época.

La iniciación de Cecilia se basa en su traslado a la Ciudad de México para estudiar una carrera universitaria, por lo que tiene que adaptarse a un mundo desconocido, superando problemas amorosos y sociales al decidir luchar por una vocación literaria.

Con este libro la escritora dejaba atrás la etapa en la que abordaba el tema de “Chiapas”, lugar donde pasó gran parte de su infancia y que inspiró sus obras anteriores.

Varios fueron los temas que rodearon a Castellanos logrando influir en su estilo retórico, como la importancia del papel de la mujer en la sociedad, al igual que diversos aspectos políticos.

Además de sus aportaciones en la literatura, Rosario Castellanos dedicó sus últimos años al servicio exterior, al ser nombrada embajadora de México en Israel a principios de los años setenta.

Dedicó parte de su trabajo literario a la defensa de los derechos de las mujeres, labor con la que es recordada como uno de los símbolos del feminismo latinoamericano.