YA SABEMOS UN POCO DE SUS NOTAS, PERO AHORA CONOZCAMOS EL SIGNIFICADO DE SU NOMBRE.
Por Karina Elián Salinas
El nombre que llevamos no sólo designa quiénes somos, también nos introduce ante los demás, nos singulariza, en otras palabras carga con toda nuestra historia.
Y es casi seguro que en más de una ocasión, hemos buscado sin parar (a veces con éxito, otras… no tanto) el significado de nuestro nombre; que si Juanita, Pedro, Ricardo, Alicia, ¡uff!…y bueno la extensa lista nunca terminaría.
¿Pero qué pasa cuando ese misterioso significado se basa en el nombre “JAZZ”?
Como sabemos, existe más de una teoría sobre dicho término, entre ellas la del músico “Dizzy Gilliespie”, quien habla de una raíz africana, en la palabra “jasi”, que significa vivir aceleradamente.
Aparentemente antes de 1900 el concepto de “Jazz”, tenía una fuerte carga erótica, ya que dentro del argot popular se refería a “realizar el acto sexual”, punto que probablemente derivó en el trinomio “sexo, alcohol y jazz”, que se relacionaba directamente con el género, dada la importancia de los burdeles y clubes para el surgimiento y desarrollo del estilo.
Otra de las hipótesis que podría resultar inverosímil, pero al mismo tiempo de las más cautivadoras es la del perfume de jazmín, haciendo mayor énfasis en “Storyville”, una de las ciudades de “Nueva Orleans”, donde los placeres ilícitos emergían con los primeros rayos de la luna. En este mismo sitio las trabajadoras de los burdeles se caracterizaban por usar una fragancia de jazmín para atraer a sus clientes, empezando a ser conocidas como “jazz-belles”.
Obviamente el cliente que abandonaba el lugar, quedaba impregnado de dicho aroma refiriéndose a él como que estaba “jassed”, es decir que tenía un olor “sexy”. Incluso los dueños de los prostíbulos, anunciaban en grandes carteles a sus músicos como “Jass music” (con s), para llamar la atención de los transeúntes, hasta que terminó siendo Jazz (con z) como ahora lo conocemos, pero siempre haciendo alarde de que la música que se tocaba en esos lugares estaba impregnada de la inquietante fragancia.
El deporte no quiso quedarse atrás en el concepto “jazz”, ya que otra teoría nos habla de que la palabra como tal, surgió por allá de 1912 en un artículo californiano titulado “Ben´s jazz curve”, refiriéndose a la suerte de un jugador de beisbol local, ya que según la prensa ese término era ocupado como sinónimo de energía y vitalidad.
Tal vez no contamos ni contaremos con pruebas concluyentes sobre este tema, pero mientras el jazz nos mantenga jugando no solo con sus notas sino además con su significado, tales versiones son al menos dignas de ser contadas…