En el mundo deportivo existe una técnica que inspira y atrapa de inmediato a quienes lo practican, y es que cuando el cuerpo se activa y se dispone a correr, la sensación que emana en cada trote nada la detiene. Es casi adictivo el recorrer kilómetros con esa energía que surge de nuestro cuerpo en movimiento.
Para autores como el japonés Haruki Murakami, es justamente esa sensación de correr lo que lo ha atrapado en un millón de experiencias de recorridos por todo el mundo, y es tan importante para él que es casi una religión, y por supuesto una de las tantas maneras en las que se inspira para plasmarlo en sus libros, quien no recuerda su más famoso título en esta área, me refiero al texto llamado “De qué hablo cuando hablo de correr”, editado en el 2007, y en donde relata sus experiencias tras largas caminatas.
La narrativa es a la vez pasional, inteligente y didáctica. De hecho, se ha convertido en un estímulo para los que quieran correr. Y también para aquellos que no les motiva: el texto llanamente te incita a practicarlo.
DETALLES DE INTERÉS PARA MURAKAMI AL CORRER
Por supuesto que en este viaje literario salta la pregunta; ¿En qué piensa el autor cuando corre? A lo que asevera:
“Los días que hace frío, pienso un poco en el frío. Los días que hace calor, pienso un poco en el calor. Cuando estoy triste, pienso un poco en la tristeza. Cuando estoy alegre, pienso un poco en la alegría”.
La música es el otro de los grandes detalles a exaltar, pues el grupo favorito del escritor para escuchar mientras corre son los neoyorquinos “Lovin’ Spoonful”. En concreto se inclina por dos álbumes de los sesenta: Daydream y Hums of the Lovin’ Spoonful. Diciendo que la escuches donde la escuches siempre es estupenda. Pues no pretende mostrar más de sí que lo necesario.
Su canción predilecta es “Summer in the city”
Ustedes ¿qué opinan? ¿Sería su favorita para correr?
LA SOLEDAD DE UN CORREDOR
El escritor relaciona su pasión por correr con el concepto de soledad: “Soy de los que prefieren estar solo. O, para expresarlo con mayor precisión, yo soy de esos a los que nos les produce tanto sufrimiento el hecho de estar solos”. Su momento de soledad lo disfruta corriendo: “En mi interior siempre ha anidado el deseo de permanecer completamente solo. Por eso, el simple hecho de correr una hora todos los días, asegurándome con ello un tiempo para mí, se convirtió en un hábito decisivo para mi salud mental”
A pesar de esa soledad, el escritor menciona que ha hecho muchos amigos a lo largo de sus recorridos, incluso el libro se lo dedicó a lo que él llama sus triatmigos. Porque sí, empezó de atleta y acabó de triatleta.
Como vemos no existen límites ni para el deporte ni para la literatura, Haruki Murakami es un gran ejemplo de esta combinación, ya que mientras corre piensa qué va a escribir y mientras escribe las endorfinas le piden volver a correr. No hay más en su vida: correr, escribir, escribir, correr.
Si tienes la oportunidad date un clavado por uno de sus libros y verás cómo ese atleta que vive en ti se emocionará.