Pasada la medianoche, al terminar la UFC250, la polémica y gran estrella de las artes marciales mixtas, Conor McGregor, sorprendió a todos anunciando intempestivamente su retiro.
El irlandés de 31 años encendió las redes con este mensaje: “Hola chicos, he decidido retirarme de la lucha. ¡Gracias a todos por los recuerdos increíbles! ¡Qué aventura!”
Analizando el asunto, la forma en que se dió, con un tono de aparente alegría, la realidad en el texto de la figura del octágono es que  está evidentemente molesto y nadie con un poco de congruencia toma una decisión de este tipo a esa hora del día, con las pulsaciones a tope tras una emocionante velada en la que además la atención era para otros. 
Este anuncio de Conor, al igual que los reclamos de Jorge Masvidal y Jon Jones, quienes han cuestionado el reparto económico de parte del magnate de la UFC, Dana White, no parece más que un deseo de llamar la atención y de exigir mayor actividad bajo la estrategia de presionar al dueño de la empresa, que como muchos de nosotros seguramente no tomará en serio a McGregor, quien ya ha hecho lo mismo 2 veces, en 2016 y en 2019 y en ambas ocasiones volvió cuando un millonario contrato le fue puesto en la mesa.

https://twitter.com/TheNotoriousMMA/status/1269492917317533696


En ambas ocasiones su retiro pareció más un berrinche que una elección bien pensada y esta vez es lo mismo o como piensan otros, un juego publicitario entre White y McGregor, ideado para calentar y encender los ánimos para una función de “despedida” o de “regreso” por parte del primer luchador de la UFC en ganar y retener dos cinturones de diferente división.
Por algo y no por nada a Conor McGregor le apodan “The Notorius”.