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Miguel Herrera atraviesa su momento más difícil como director técnico del América.
Después de la derrota en la semifinal de la Liga de Campeones de la Concacaf frente al equipo de Los Angeles FC, que se suma a la eliminación en el Torneo Guardianes 2020 a manos de su acérrimo rival, el Guadalajara, la afición azulcrema, esa que tanto lo alabó e idolatró cuando derrotó en la final del xx al derrotar a Cruz Azul y la misma que lo exigió para que volviera a cumplir una segunda etapa como estratega en Coapa, hoy le ha volteado la espalda sin piedad generando un entorno sumamente complicado para el “Piojo” que además ha padecido mil y un problemas al interior de su plantel por lesiones de todo tipo y por casos positivos de covid-19, sin olvidar las malas actitudes fuera de la cancha de Renato Ibarra y dentro del terreno de juego de Roger Martínez, un rebelde sin causa que le ha provocado más dolores de cabeza que alegrías al estratega americanista, que vale la pena mencionarlo, no es culpable de nada de lo mencionado, pero si responsable por no cortar de tajo y sin miramientos con situaciones que han afectado indudablemente el desempeño del equipo.
A todo eso habría que agregarle las fallidas contrataciones de algunos de sus jugadores importados que a pesar de contar con cualidades, no tienen la calidad ni la personalidad como para marcar una verdadera diferencia en el campo, algo que siempre caracterizó al equipo milloneta que independientemente de una reducción de presupuesto acorde con la situación mundial por la pandemia, tampoco ha sabido comprar talento barato ni descubrir garbanzos de a libra (con la gran excepción de Viñas) como si lo han logrado otros clubes, agregando que muy pocos canteranos han salido de sus fuerzas básicas para afianzarse y consolidarse como debe ser en un club grande ya que muchos han debutado para no volver a jugar o para irse a foguear a préstamo.
Muchos son los temas que habrá que corregir en el América en los próximos días, semanas y meses, al más corto plazo posible, porque para este equipo no hay paciencia y porque los héroes en Coapa se convierten muy fácilmente en villanos y porque cualquier cosa negativa se magnifica aún más que los éxitos.
Es cierto que Miguel Herrera también, y como cualquier técnico, se ha equivocado y ha acertado en alineaciones, cambios o planes de juego y que no ha podido además controlar su naturaleza explosiva como lo vimos otra vez anoche en Orlando, siendo parte de una innecesaria trifulca porque además su equipo iba ganando, pero de ahí a culparlo de todo nos parece exagerado y aunque habrá que aceptar que el “Piojo” se tambalea, hoy también deberían tambalearse el presidente, los visores, los agentes, los formadores y hasta los mismos jugadores.