Pese a que se escuchó por primera vez en el Estadio Panathinaiko en Atenas 1896, con ocasión de la ceremonia de apertura de los primeros Juegos de la época moderna, fue aprobado como himno oficial del COMITÉ OLÍMPICO INTERNACIONAL en su Sesión 55 en 1958 en Tokio.

El himno olímpico sólo existe cantado en el griego, el inglés y el francés, siendo estos últimos dos idiomas oficiales del COMITÉ OLÍMPICO INTERNACIONAL.

Es una pieza musical compuesta por Spiros Samaras con palabras de un poema de Kostis Palamas (ambos de nacionalidad griega) y se estrenó en los I Juegos de la Olimpíada en Atenas 1896.

En la actualidad se escucha durante el izamiento de la bandera olímpica en las ceremonias de apertura y clausura de un Juego Olímpico.

CONOCIENDO SU LETRA

El Himno Olímpico

“Espíritu inmortal de la antigüedad,

Padre de lo verdadero, lo hermoso y lo bueno.

Desciende, preséntate, derrámanos tu luz sobre esta tierra y bajo este cielo, que fue el primer testigo de tu imperecedera fama.”

“Dad vida y vivacidad a eso nobles juegos

Arrojad, guirnaldas de flores que no palidecen

¡A los victoriosos en la carrera y en la contienda!

¡Crea, en nuestros pechos, corazones de acero!”

“En tus ligeras llanuras, montañas y mares

Brillan en un matiz roseo y forman un enorme templo en el que todas las naciones se reúnen para adorarte, ¡Oh espíritu inmortal de la antigüedad!”

Han transcurrido ciento veinte años desde su composición y musicalización, que la forma de expresión puede diferir en términos debido a los cambios del lenguaje en nuestra época.

Spyridon Samaras fue un músico griego muy reconocido a finales del siglo XIX por sus óperas seguidor del famoso Giacommo Puccini y Kostis Palamas uno de los más destacados poetas de la época en Europa, que además por su producción literaria fue nominado dos veces al premio Nobel.