Hidylin Díaz se ha pasado mucho tiempo gozando y sufriendo con su deporte favorito, para el que resultó ser una gran exponente y miles de horas después, el destino y todo ese esfuerzo, el cansancio, el sudor, el dolor constante y el enorme sacrificio de entrenar todos los días durante muchos años y prepararse por más de 18 meses lejos de casa, en Malasia, se han visto total y plenamente recompensados con el oro olímpico, con la gloria deportiva, ya que nunca antes una atleta de Filipinas había obtenido el máximo premio y la levantadora lo logró en la prueba de halterofilia en la categoría de -55 kilogramos.
Díaz tenía ya una presea de plata, conquistada en Río 2016 y Filipinas acumulaba 10 metales en su historia olímpica pero nadie había logrado subir a lo más alto del podio.
Lo mejor para la originaria de la isla de Mindanao es que además de la inexplicable sensación de ganar, en su país se le premiará con todos los honores que incluyen una vivienda nueva de aproximadamente 278 mil dólares (casi siete millones de pesos mexicanos) y 655 mil dólares en efectivo que le darán esa tranqulidad que nunca tuvo para dedicarse de lleno a su profesión como deportista de élite, porque a partir de hoy será vista de otra manera, como la heroína y el ejemplo a seguir por todos aquellos que parecen soñar con lo imposible.