Las estrellas del rock tienen siempre un lado b escondido. Muchas de las veces, esos lados esconden pasiones por el arte, la cocina o algún deporte, como es el caso de “Alice Cooper”, la leyenda del mundo rockero que guarda en su corazón una gran adicción por el golf.

El inventor del llamado “shock rock”, que mezclaba sabiamente el rock duro con la estética del cine de terror y del vodevil para asombrar y divertir a su público fiel, lleva más de cinco décadas sobre los escenarios y sigue en este planeta haciendo disfrutar a sus seguidores y disfrutando de la vida gracias a este adictivo deporte.

De ser una figura temida por los padres de los niños estadounidenses, que le consideraban poco menos que el diablo por su estética sombría y su música contundente, Alice Cooper se convirtió en el mejor prescriptor del golf para las nuevas generaciones. De ahí que ya no nos extrañe ver empuñando un palo a rockeros como Vince Neil, cantante de Mötley Crüe, Fat Mike, líder del grupo punk NOFX, o K. K. Downing, guitarrista de Judas Priest, todos ellos apasionados del golf. 

LA PASIÓN LLEGÓ HASTA LOS LIBROS

Este amor deportivo llevó al músico a editar el libro “Golf Monster”, la particular biblia golfística de Alice Cooper impartida en doce lecciones.

A principios de los setenta, Cooper vivía como una estrella de rock estereotípica: compartía vivencias turbias con los habituales del hotel Chelsea, se bebía hasta el agua de los floreros y estaba sumido en una espiral autodestructiva. De algún modo, Cooper consiguió llegar a los ochenta, pero su sustento era el whisky y la cerveza, una dieta que amenazaba con acabar con su vida. Después de pasar por el hospital y rozar la muerte, Cooper decidió cambiar una adicción nociva por otra sana, evidentemente hablamos del golf.

El primer año jugó 36 hoyos todos los días, y desde entonces, y ya hace más de 30 años de aquello, no ha vuelto a beber y se ha convertido en uno de los famosos golfistas habituales en todo tipo de saraos deportivos, y actos benéficos. 

“Cambié una adicción por otra, pero el golf es el mejor de los deportes. En cuanto me lo tomé en serio, me encantó y nunca me he cansado de jugar. Me salvó la vida”. Alice Cooper.

En la actualidad, Alice Cooper defiende un hándicap 5, destacando con su espectacular precisión y sigue mostrándose cercano y amable con quienes quieren hablar con él de golf, como pudimos ver hace unos años en Madrid Golf, donde acudió en calidad de embajador de Callaway.

El legado rockero del artista no pasa de lado en ningún instante, pero sin dejar de lado el punzante camino que va dejando en los campos de golf, y que a pesar de la pandemia el músico siguió y seguramente seguirá practicando.