Por Karina Elián Salinas 

Repasando la historia de la literatura mexicana, nos encontramos con la llamada “Generación de los años cincuenta”, en la cual destacaron autores con una narrativa excepcional, entre los cuales hallamos a “José Emilio Pacheco”.

Desde su juventud comenzó a adentrarse en el panorama cultural mexicano, ya que mientras estudiaba en la Universidad Nacional Autónoma de México, iniciaba sus actividades literarias en la “Revista Medio Siglo”, para más tarde formar parte de la dirección del suplemento “Ramas Nuevas” de la Revista “Estaciones”, junto a Carlos Monsiváis.

El área de la docencia también ha sido parte de la carrera de Pacheco, ya que se desempeñó como profesor en varias universidades de México, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra. Además de dedicarse  a la investigación en el “Departamento de Estudios Históricos” del Instituto Nacional de Antropología e Historia, llevándolo a escribir numerosas antologías y ensayos sobre sus investigaciones.

Dentro de su obra poética surgen títulos como “Los elementos de la noche”, “Desde entonces” y “El silencio de la luna”, entre otros. Mientras que en el terreno narrativo contamos con ejemplos como la nostálgica y entrañable historia de un amor imposible en “Las Batallas en el Desierto”, y la serie de seis cuentos cortos que dan vida a “El Principio del Placer”.

La traducción también fue un tema de interés para el escritor, por lo que su nombre destacó en la edición de numerables colecciones bibliográficas y publicaciones.

Su trabajo literario tanto en la poesía como en la prosa, recibió diversos galardones, entre ellos “El Premio Xavier Villaurrutia” en 1973, “El Premio Nacional de Poesía”, y “El Premio Cervantes” en el 2009.

El ingenio de José Emilio Pacheco recorrió diversos géneros literarios, siendo catalogado como uno de los grandes exponentes de la literatura contemporánea al imprimir en sus obras esa recurrente preocupación social e histórica de México, convirtiéndose en el sello característico de su trabajo.