Cuesta trabajo creer que en la NFL existan problemas como los de Todd Gurley y Clay Matthews con los Carneros de Los Angeles.

TODD GURLEY EXIGE LE HAGAN SUS PAGOS


Ambos jugadores, que salieron de la organización en el mes de marzo, exigen que se les pague una fuerte cantidad de dinero por acuerdos firmados pero no cumplidos hasta ahora por la franquicia.
Resulta que Gurley, el ex-corredor del equipo que hace unos años se mudó de San Luis, Missouri a la ruidosa ciudad de Los Angeles en California, firmó un contrato con los Rams con un bono por 7.5 millones de dólares, mismo que si reconocen los directivos de los Carneros, pero que no han querido saldar tratando de bajar la cifra a un mínimo de 2.5 millones.
Hoy Gurley ya no está con ellos pues firmó un contrato por un año y 5.5 millones de dólares para vestir el jersey de los Halcones de Atlanta en el 2020, sin embargo en tono amenazante señalo que espera tener su dinero el 1 de junio o de lo contrario algo sucederá: “No sé cuál es la razón…ellos saben muy bien  que tienen que pagarme. Aparentemente y muy probablemente estén usando el tema del covid como una excusa. Quizá no tengan dinero para pagarle a nadie. Pero todo lo que sé es que el 1 de junio será mejor que tenga mi dinero.”
Igual de molesto se declara ya el linebacker defensivo Clay Matthews, cuyo reclamo llega a los 2 millones de dólares por una parte del  bono garantizado de 5.5 millones que tenía con los Carneros. –
Hasta ahora Matthews, de 33 años, sigue sin equipo, como agente libre, y tal parece que los Rams desean saber primero cuál será su destino para tratar de librarse del pago. 
“Definitivamente se les debe dinero. Ese dinero está garantizado y vamos a pagarles. Clay y Todd se ganaron ese dinero y lo van a obtener”, aseguraba antes del draft Les Snead, Gerente General de los Rams, pero ya pasaron dos semanas desde entonces y no cumplieron su palabra.
La Asociación de Jugadores de la NFL ya tiene conocimiento de ambos casos y está trabajando para que se resuelva lo más pronto posible sin la necesidad de plantear un escenario de discordia con la franquicia y menos con la Liga, que a su tiempo podría exigirle cuentas a uno de sus asociados, en algo que parecía imposible en una organización tan seria y poderosa como la NFL.