Después del triunfo agónico y milagroso sobre el Pachuca y a siete días de una edición más del clásico nacional ante el América la directiva del Club Guadalajara tomó la decisión de cesar a Víctor Manuel Vucetich, una decisión sorpresiva por el momento en que se da pero que de alguna ya se venía esperando desde hace varias semanas.
El argumento se dijo fue: “la forma de juego del Rebaño Sagrado, poco agresiva y tendiente a cuidarse más del rival que de buscar variantes en el ataque”, una explicación no  totalmente certera porque aquel que conozca de cerca el trabajo del “Rey Midas” sabe muy bien que el veterano estratega es un experto en emplear estrategias de protección pero lo que no es real es que no busque ofender a sus rivales porque si de algo se cansó el Vuce fue de buscar variantes, de darle oportunidades a todos los jugadores del plantel, veteranos y novatos, figuras y canteranos, en una y otra posición, con diversas combinaciones de nombres y de funciones y nunca encontró la fórmula ideal y ese sí fue entonces su mayor fracaso. 
Por otro lado y en algo que para nadie es un secreto, un gran gestionador de buenos vestidores como Víctor Manuel, no logró esta vez unir al plantel ni hacer que caminara hacia el mismo rumbo y cuando lo intereses de los jugadores no son los mismos que los del equipo (en cualquier lado) es imposible conquistar los objetivos.
El verdadero problema para el club más mexicano de todos es que ambos asuntos, una forma de juego ideal y un vestidor sano, no los han econtrado tampoco otros estrategas de diferentes características, incluso el tan alabado Matías Almeyda las pasó duras en sus últimos meses. 
En la frialdad de los números y después de 13 meses de gestión, Víctor Manuel Vucetich dirigió 45 partidos y obtuvo 17 victorias así como 17 empates y sólo sufrió 11 derrotas para un aceptable 50% de efectividad. El Rebaño esta lejos de problemas de cociente pero al mismo tiempo no parece un serio aspirante al título. 
El actual Club Guadalajara esta lejos de ser un equipo sólido, compacto o equilibrado. Tiene varios jugadores importantes pero muy pocos trascendentes. No tiene líderes bien aceptados e internamente es más fuerte la lucha de egos que la  disputa por los puestos. Y todo eso no es  solamente culpa ni responsabilidad de Vucetich o de otros entrenadores, pero esas son las reglas del juego.