El gran desafío siempre será el poder obtener la anhelada presea paralímpica para cada uno de los atletas, y el reto aumenta cuando esa medalla es la primera que gana la nación a la que representan.

En este caso el levantador de pesas paralímpico Herbert Aceituno pudo vencer los límites y obtener la primera medalla en la historia salvadoreña, lo que le convierte automáticamente en uno de los grandes referentes deportivos de Centroamérica. 

Su presea de bronce, conseguida en la categoría de los 59 kg de halterofilia y en la modalidad de levantamiento de peso, ha sido la culminación de una carrera atlética marcada evidentemente por la superación personal.

Kike, como le suelen apodar, se estrenó en las competiciones internacionales en la Copa del Mundo 2016 celebrada en Río de Janeiro, Brasil, que coincidió casualmente en la misma ventana temporal que los Juegos Paralímpicos de ese mismo año en la metrópolis sudamericana.

FORTALEZA Y DECISIÓN ANTE LA DISCAPACIDAD

Su ambición siempre ha sido ganar una presea Paralímpica. “La discapacidad viene de la mente, no del cuerpo“, llegó a declarar su llegada a la Villa Paralímpica de Tokio 2020.

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Aceituno nació con acondroplasia, lo que le limitó sus posibilidades de crecimiento a una temprana edad, así como con hidrocefalia. “Los médicos le dijeron a mi madre que solamente viviría tres meses”. Afortunadamente un pronóstico fallido que sin duda le dio la resiliencia suficiente para sobrellevar una infancia y adolescencia complicadas debido al rechazo de sus compañeros. Como siempre pasa, tristemente el atleta confiesa que por muchos años ha sufrido discriminación y bullying, pero que gracias a la confianza que sus padres le aportaron ha podido salir adelante.

LLEGA EL DEPORTE A SU VIDA

FOTO: EL DIARIO DE HOY

A los 20 años su vida cambió al llegar al mundo deportivo, con la ayuda de un amigo que lo incentivaba a hacer ejercicio. 

Con el tiempo llegaría al terreno profesional, y en los últimos años ha contado con un gran empuje siendo el primer levantador de pesas salvadoreño que ha participado en unos Juegos Paralímpicos (Río 2016) y tuvo un paso exitoso por los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 consiguiendo la medalla de oro que hacían prever su victoria. 

Sin embargo, el camino para el abanderado nacional de El Salvador en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en 2021, no ha sido un camino fácil, pues perdió a su padre poco antes de los Juegos Olímpicos. 

Pero ni eso detuvo al deportista quien siempre lleva un llavero en honor a su padre y que afortunadamente entre la pérdida encontró la manera de resurgir y obtener el bronce para su país.