Los Nacionales de Washington han llegado al cenit del llamado Viejo Circuito, el campeonato de la Liga Nacional 2019 es el máximo logro del joven equipo hasta el momento, pero existe el deseo, la necesidad y la obligación de lograr más, hay que ser campeón de Grandes Ligas, aquí nadie recuerda a los “runner-up”.
Pareciera que la fórmula para ganar de los vecinos del Capitolio es el bateo oportuno y el pítcheo eficiente, así eliminaron a St. Louis quienes jamás estuvieron en posibilidad de competirles, pero antes de eso fue superar sus errores y venir de atrás; en juego de Comodín tuvieron que armar un rally en la octava baja ya que temprano en el juego Milwaukee le había pegado temprano a su carta fuerte de la rotación Max Scherzer y debido a que era un juego de vida o muerte ocuparon a su segundo as, Steven Strasburg, como relevista para evitar mayor daño. En Serie Divisional también tuvieron que venir de atrás, tanto en la serie como en el juego, el quinto y definitivo lo igualaron en el último tercio con cuadrangulares de Anthony Rendón y Juan Soto y lo ganaron en extra innings con grand-slam de Howie Kendrick.
Otra de las razones es el trabajo en equipo son distintos los nombres que se mencionan en cada hazaña heroica de los Nationals en esta postemporada, el buen ambiente ya que siempre hay sonrisas en el dugout y con cada jugada acertada el baile del “Baby Shark” que seguramente los acompañará en esta Serie Mundial, además de un poco de superstición pues la camisola azul marino con el texto NATIONALS en letra cursiva de color blanco está presente desde el cuarto juego de la Serie Divisional y desde entonces el equipo no conoce derrotas.
En el papel luce difícil y los de la capital estadunidense no lucen como favoritos ante los Astros de Houston que buscan su segundo Clásico de Otoño en 3 temporadas con la ventaja de arrancar y potencialmente cerrar en casa. Pero nunca han sido favoritos, de hecho el portal estadístico Baseball Reference les daba en mayo el 0.1 % de probabilidades de ser campeones de su liga y poniendo el 99.9 % de fe ya dejaron en el camino a Cerveceros, uno de los equipos más prometedores en estos años, en Juego de Comodín; a Dodgers, bicampeón de LN, en Serie Divisional y a Cardenales, máximo ganador histórico del circuito, en Serie de Campeonato.
Palabras sobran, sobre el diamante se decidirá el equipo que levantará el Trofeo del Comisionado, pero los de la “W” curveada tienen posibilidades de verdad para otra historia de “underdogs” que atraen a los enamorados de la pelota de 108 costuras, no es descabellado darles un voto de confianza aunque nadie lo haga.