Además del cubismo, existe mucho más en el legado que el pintor español nos regaló. Pablo Picasso sentía una gran pasión por el futbol, dejándolo plasmado en algunas de sus obras.
En la búsqueda de nuevas formas conceptuales en el ámbito de la estética. Picasso transformó su cosmovisión en un vehículo que le permitió abordar las problemáticas políticas y culturales, mismas que ya se codificaban bajo el signo de las vanguardias de principios del siglo XX.
FUTBOL VISTO DESDE EL ARTE
FOOTBALLEUR/PICASSO (Movimiento de un futbolista zurdo al golpear el balón)
Uno de esos temas sería el balompié, y así surgiría “Footballeur”, obra de Picasso que emergió como un proyecto de sus quehaceres artísticos a principios de la década de los sesenta.
La pieza con sus 28 centímetros, miembro ineludible de la colección de cerámicas Madoura, se aproxima por el costado como la función variable que se escapa de un establecimiento creativo funcional, proyectando en sincronía un homenaje al jugador cuyo nombre no se sitúa entre los grandes del balompié. Sin embargo, la obra posee una narrativa que permanece fuera del discurso estético contemporáneo, como una historia de amor a la pelota.
El fútbol aparece por primera vez en 1961 en el arte del malagueño. Con un dibujo de una especie de partido en el que un equipo se enfrenta a otro con una pelota amarilla de por medio.
Un médico de nombre Ramón Balius, especuló en los años 80 con que el interés de Picasso en el fútbol se debió al impacto en la Costa Azul de los triunfos del AS Mónaco a principios de los 60. Aquel equipo ganó la Copa de Francia y la Liga en dos años consecutivos de la mano del entrenador Lucien Leduc.